jueves, 6 de marzo de 2008

2666, de Roberto Bolaño y Álex Rigola: el teatro en estado puro

La parte de Fate.

No he leído 2666, la mastodóntica novela (en realidad, cinco novelas) de Roberto Bolaño, que murió en 2003. Este viernes me haré con ella sin más demora y la devoraré en los próximos días, porque considero que lo que me ofreció la adaptación teatral de Álex Rigola es una pequeña parte de todo lo que me puede aportar lo escrito por el autor chileno (pero muy mejicano en sus temas, y en su vida también). Quizás me he expresado mal: lo que ofrece el montaje del Teatre Lliure es sublime, delirante, enternecedor, arrollador, increíble y supremo. Es una de las obras que más me ha llegado al corazón. Y precisamente por eso necesito (que es diferente de "quiero") leer la novela, porque si es al menos (que lo será) un poco mejor que la obra de teatro, entonces se convertirá en una de mis obras de cabecera, y a Bolaño lo pondré al lado de mis autores predilectos.

Vi la semana pasada el montaje en Las Naves del Español, el conglomerado escénico que se ha montado en el antiguo Matadero Municipal, un originalísimo complejo cultural que todavía está poco explotado, al menos así lo creo yo. Atención: son cinco horas de espectáculo, algo que debe tenerse muy en cuenta para los espectadores inquietos. Eso sí, hay cuatro descansos de 10 o 15 minutos, lo que aligera mucho el peso del montaje y, sobre todo, permite que el público viva la experiencia como si fuera a ver cinco obras diferentes.

En realidad, no está tan lejos de ver cinco obras diferentes, porque 2666, al igual que la novela de Bolaño, está dividida en cinco partes, que pudieron ser cinco novelas:



1. LA PARTE DE LOS CRÍTICOS


Cuatro personajes que estudian la obra literaria del famoso Benno von Archimboldi se reúnen para hablar de lo que han vivido desde que descubrieron al enigmático autor. Deciden viajar a una ciudad mejicana, donde parece que ha ido el escritor. La escenografía es muy sucinta: una mesa, cuatro sillas y una pizarra, donde los personajes van apuntando los datos claves sobre Archimboldi. Es un recurso muy original, porque esas claves permanecerán en la mente del espectador hasta abandonar la sala.



2. LA PARTE DE AMALFITANO


Un profesor de filosofía que confunde la realidad y la ficción, con tintes de surrealismo (divertida aparición de Boris Yeltsin). Aquí se empieza a sugerir la violencia en una ciudad mejicana, Santa Teresa, que después se materializará. La escenografía es el patio de una casa desde donde se ve el mar. Una mesa y sillas de plástico ofrecen una imagen de mediocridad en el ambiente. La forma de actuar de Amalfitano, un pobre profesor de filosofía, contrasta con la brutalidad y la desfachatez del rector de la universidad y su hijo, que están de vuelta de todo.


3. LA PARTE DE FATE


El traumático viaje de un periodista político negro para cubrir un combate de boxeo en Santa Teresa. Sorprende al público porque la acción se desarrolla en una caja escénica que tendrá como mucho tres metros de largo, otros tres de alto y dos metros de fondo. En este claustrofóbico espacio ocurre todo, avanzan seis personajes que muestran la decadencia del país.


4. LA PARTE DE LOS CRÍMENES


La más espeluznante. El grupo de homicidios se encuentra con un cadáver en mitad de un descampado. Es la enésima víctima de un sanguinario asesino que las viola y las mata a sangre fría. El escenario se convierte en un desierto de arena con la imagen vergonzosa de una mujer ensangrentada en mitad de la acción. Pero lo peor aún no ha llegado. Cuando los policías se marchan, la mujer parece cobrar vida: lo que sucede es que se rememoran los últimos minutos de su vida: gritos, gemidos, aullidos, lamentos de desesperación y un último estertor. El público se conmueve, se inquieta, se asombra en sus butacas porque la escena es de las más incómodas que se puedan realizar. Mientras, el resto de los actores colocan pequeñas cruces por todo el escenario, recreando la imagen de un cementerio improvisado. Al fondo, desfilan los nombres de los cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.


5. LA PARTE DE ARCHIMBOLDI


Donde se descubre la verdad sobre el siniestro personaje que es el escritor Von Archimboldi: su pasado oscuro en la Alemania nazi, sus conexiones con lo más vil de la sociedad, su primer contacto con la literatura... Su vida, que explica parte de lo que se ha contado hasta ahora. Pero quedan muchas cosas sin explicar. Ahí está lo interesante de la propuesta. El espectador sale y debe hacer los deberes para intentar comprender todo lo que ha sucedido antes sus ojos.



En los entreactos, sentí que me encontraba en un corral de comedias del siglo de oro. Lo explico: en aquellas épocas, la gente iba al teatro a pasar la tarde, y allí estaban cuatro, cinco, seis horas, y podían verse dos comedias de Lope de Vega y, en los intermedios, entremeses de autores menores. Se llevaban la comida, la merienda, la cena; comían, bebían, vomitaban, meaban, todo en el teatro; era un ocio barato y divertido. Pues lo que viví en Las Naves del Español fue similar: en los entreactos la gente comía, bebía, se sacaba sus bocadillos y sus latas de cerveza, y el resto se salía a fumar afuera. Las cinco horas no se vivieron como un martirio, sino como una oportunidad de disfrutar algo diferente. Tal vez se echaron de menos los entremeses, que hubieran aligerado la dureza del montaje. Pero por lo demás, creí que esto es lo que más se acerca actualmente a la idea del teatro total que había en el siglo de oro.


Quizás soy un blasfemo al decir algo así, pero creo que este tipo de espectáculos devuelven el brillo al teatro español. Y no sólo porque esté bien hecho, porque los actores sean todos excelentes, porque la labor de dirección haya sido ingente; sino también porque el público se siente parte de la idea, siente que se ha pensado en él al construir la obra. Mi acompañante, que es poco dado al teatro clásico, se durmió viendo el último Rey Lear, puesto en marcha por el Centro Dramático Nacional, que dura poco menos de tres horas. Y sin embargo no pegó los párpados ni un segundo viendo 2666, que supera las cinco horas. Puede ser que el tema enganche, que la historia sea más actual; pero yo creo que lo fundamental es que se ha intentado contar algo como nos gusta que nos cuenten las cosas: como si fuéramos nosotros quienes fuéramos a descubrir al asesino.

En Madrid ya no puede verse, pero creo que está de gira, y seguro que volverá en algún momento. Aprovechad la ocasión, porque es única.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí 2666 me decepcionó muchísimo...

:[

Aristóteles dijo...

Que envidia, amo la cultura y el teatro.

... dijo...

Muy buena esta obra de teatro, tube la oportunidad de ir a verla ocn una persona muy especial y no se me hizo para nada pesada, a pesar de las horas que duraba.
Besos!

Barak dijo...

Yo leí 2666 y me dejó impresionado.
Es una obra inmensa (en varias de las acepciones de "inmenso").
Es una obra póstuma y se nota que no está todo lo trabajada que debiera, y es una obra grandísima, que abarca de todo.
Pero es una obra Literaria con mayúsculas, con recursos, con sabiduría, con guión, con trabajo en el lenguaje, en el tono...

Estoy deseando que la leas, y que la comentes, por favor.
Y gracias por darme la oportunidad de hablar bien de 2666 que es de los mejores libros que he leido este año (todavía no he leído el tuyo, se entiende).

Roberto dijo...

Yo he leído casi toda la obra de Bolaño pero no he visto la puesta en escena. La novela es algo intrincadísimo y grandioso, no me imagino la obra teatral, pero no es para menos que dure cinco horas. Me encantaría que la trajeran a México.

Saludos a todos.


R