miércoles, 30 de julio de 2008

La fascinación del fuego

Siempre he sentido fascinación por el fuego, y me refiero al fuego material, no al del cuerpo, por el que no siento fascinación, sino obsesión. Esta fascinación por el fuego la comparto con los niños (como muchas otras cosas) y con el protagonista de Auto de fe, la obra cumbre de Elias Canetti, una de mis novelas de cabecera a la que dediqué ya un post (por cierto, en el enlace de Wikipedia aparece una foto de la tumba que reproduzco aquí: hermosísima lápida, con la firma del Premio Nobel horadada en la piedra como por una lengua ígnea).


Tumba de Canetti, en Zurich, ¡me la pido!

Lo de los niños es fácilmente explicable: todos sabemos que el primer contacto de un niño con el fuego se produce cuando acerca los deditos a la llama y comprueba que esa luz indescriptible que es tan atrayente y atractiva en realidad produce dolor: "Mamá, pupa", y todos se ríen, sin darse cuenta de que es uno de los primeros traumas de la infancia. Los padres suelen decir que es bueno ese aprendizaje. Es una de las primeras tomas de conciencia sobre una paradoja que se repetirá a lo largo de su vida: a veces las cosas más hermosas hacen daño.

Peter Kien, el protagonista de Auto de fe, también siente una extraña obsesión por el fuego. Pero lo suyo es enfermizo, una paranoia que le lleva al insomnio, a la locura, y finalmente a la destrucción. Está tan preocupado porque su vastísima biblioteca no se prenda fuego que todos sus actos y pensamientos van encaminados a que, finalmente, se prenda fuego. Es como el hipocondriaco que se cree enfermo y cuya actitud negativa le lleva a menguar sus defensas de tal manera que, al final, cae enfermo. Y no contaré más porque destriparía la novela, si no lo he hecho ya, que creo que sí.

Esto viene a cuento de que hace una semanas recibí una postal de mi amigo Adrián, que está en Bristol, no de vacaciones, sino investigando (yo tengo amigos que investigan, fíjate). He hecho una foto a la postal, y aquí está. Se trata del gran balneario de Weston-Super-Mare. Según sus propias palabras, es una zona "horrible", "cuando llegamos y vimos esto entendimos por qué van a España a la playa". Adrián es así de salao, no es el típico investigador serio y circunspecto que te cuenta la vida desde su prisma de científico. Es más bien mundano, por no decir barriobajero. Se crió en las mismas calles que yo, así que eso lo explica todo.

Antes de ayer, viendo las noticias, me sorprendí contemplado esta misma imagen, desde el mismo ángulo: el balneario de Weston-Super-Mare, pero envuelto en llamas. Yo estaba cenando unas croquetas, y mi amor complementario dijo de repente: "¿De qué me suena a mí eso?", señalando con su tenedor la pantalla de la tele. Miré las imágenes, después giré la cabeza 45 grados y vi la postal, sostenida como por arte de magia en el aparador del mueble. Respondí: "Te suena de eso", indicando la postal que envió Adrián. Este diálogo de besugos ("De qué me suena eso", "Te suena de eso") tiene su gracia si se visualiza; si no, es una mierda.

Estuve cambiando de cadena durante una media hora, buscando más imágenes sobre el siniestro, descubriendo nuevos ángulos, disfrutando de las llamas como un niño, pero sin acercarme a ellas. Dándome cuenta de lo hermoso que es ver arder un edificio tan grande. Es bellísimo, aunque sea una desgracia. También pensé en las coincidencias. En Adrián, dos semanas antes, asegurando que la zona es horrible. Ahora, el gran balneario es un amasijo de madera, hierros y bañeras de loza, todo echado a perder.

Escribo a Adrián, un poco excitado (por la noticia, por las imágenes, no por nada más), le cuento lo que pasó durante la cena del lunes, y me responde, con su habitual humor de chico sencillo, pero analítico: "Era un lugar para vejestorios, pero bueno, también tienen derecho los jubilados a pasárselo bien, no?" Adri es un crack. En el mismo correo, me envía un tango del compositor Astor Piazzola. Adrián, además de filántropo, también es un amante de la buena música, y tiene la colección más grande que yo he visto nunca. Aunque no he visto muchas, la verdad.

Las coincidencias, que salpican mi vida y la dotan de cierta diversión (no mucha tampoco, no lo soportaría), hace que en el momento en que abro el archivo del Libertango de Piazzola, justo en ese momento, veo un vídeo en youtube con fotografías impresionantes sobre el incendio del gran balneario. El vídeo no tiene sonido, así que dejo el tango sonando de fondo, y compruebo que ambos archivos (las fotografías danzando al son de la música) son tan complementarios que parecen hechos el uno para el otro.

Quien quiera experimentar esa misma sensación, que ponga a cargar ambos archivos a la vez, verá que lo que digo es cierto. ¡Y quien no quiera, también, que me ha costado un triunfo subir un archivo de audio, coño!


boomp3.com

Por cierto, Adrián, no lo he dicho, pero es evidente que te echo de menos.

19 comentarios:

Alvaro dijo...

El balneario de Weston-Super-Mare...

Suena como muy de telenovela, jajaja.

Vulcano Lover dijo...

Hace unas semanas escribí un post sobre los edificios consumidos por el fuego, cuando ardió (finalmente sin mucha repercusión) el tejado de la casa de la Filarmónica de Berlín.
El pier de Bristol creo que ha salido peor parado, desafortunadamente. Es una pena, pero bueno, en Inglaterra hay muchos como el de Bristol (Brighton -que de hecho es el más famoso-, Eastbourn...) En fin, eso no quita que me dé pena el de Brsitol.
En fin, pero lo que más me ha gustado del post es la reflexión de la novela de Canetti, sobre la obsesión que nos lleva a provocar lo que en realidad no queremos. Sí, a todos nos pasa... el miedo a que algo suceda, practicado de manera incisiva, termina convirtiendolo en algo morboso e inconfesablemente deseable... Es un poco (trasladándolo a otros términos) lo que me pasa a mí con la atracción por lo feo. Normalmente suelo buscar la belleza en todo lo que hago en la vida, pero cuando me topo de bruces con la fealdad, no puedo dejar de sentirme de alguna forma también intensamente atraído por ella... En fin, cosas de la ingeniería humana, qué aburrida sería la vida sin ellas.
...y qué dura se me está a mí haciendo la vuelta a la normalidad :-(

Stultifer dijo...

Tienes la misma obsesión que Nerón, que limpió Roma de peste y enfermedades a base de fuego. A mi me fascina ver arder una montaña, kilómetros y kilómetros de lengua de fuego en la noche. Si, una desgracia, pero bella.
Jamás prendería fuego a nada, ya tengo una chimenea en invierno en casa, pero no dejar junto a mi unas tijeras: empiezo a recortar y recortar...

.. dijo...

Jaja yo pensé algo parecido a lo que comenta Adidas. El nombre es de novela de Agatha Christie: Miss Marple y el misterio de Weston-Super-Mare.
Mi fascinación por el fuego me hace ver el video con deleite, y mi fascinación por la arquitectura me hace contemplarlo con dolor.

HGHGHG dijo...

¿También tú oyes voces dentro de tu cabeza que te aconsejan quemar cosas?
Uff, qué alivio, pensaba que era el único.;)

Peritoni dijo...

Tu amigo está bajo sospecha, en cuanto Scotland Yard invetsigue un poco...jajaja

Yo como buen valenciano soy un fan del fuego y de jovenzuelo estuve a punto de causar una tremenda desgracia por un accidente (quemar una montaña entera con su urbanización correspondiente) pero por fortuna pude controlar, aunque el susto me dura después de tantos años. Además estoy convencido de que gracias a la tele cada año los pirómanos despiertan y comienzan a hacer de las suyas. Es la fascinación por el fuego que sentimos todos pero llevado al extremo por esos enfermos.

coxis dijo...

yo soy cagueta ad nauseam con lo que lo de prender fuego y fascinaciones ígneas no me atraen en absoluto. Incluso los cohetes verbeneros me ponen de los nervios...
Para mí fue un shock ver el incendio en el telediario, los incendios para mí no son bellos, ver llamas fuera de control me produce mucho yuyu (lo que yo decía, cagueta absoluto)

Tomás Ortiz dijo...

adidas superstar, cualquier balneario al que acudan como en manada los viejos puede ser motivo de un guión de telenovela, es cierto.

vulcano lover, sí, hay muchos así por England, más que por aquí incluso, porque mucha gente veranea en plan balneario, no son tanto de playa como nosotros. Canetti es uno de mis autores de cabecera. Dado su carácter totalmente extravagante, imagino que sería insoportable como persona, pero creo que es uno de los escritores más importantes del siglo XX, algo que no ha sido del todo reconocido. La obsesión por una cualidad siempre nos hace toparnos con su contrario, y viceversa: los generales de un ejército están obsesionados con la paz y por eso hacen la guerra. Los que buscan la belleza están en realidad estudiando la génesis de la fealdad.

stultifer, lo mío es más visual que de acción, sería incapaz de prender fuego a nada, me da pavor. Pero la imagen de algo ardiendo me fascina. La noche del incendio en el rascacielos Windsor disfruté como un enano.

caulfield, por supuesto he querido dejar claro que no me alegro de que se queme un edificio histórico. La fascinación es por el hecho del fuego devorando algo que ha costado tanto trabajo levantar. Pero también siendo lástima en mi faceta de amante del arte y de la arquitectura. Soy un ser enfrentado con mis propias aficiones!

Tomás Ortiz dijo...

strakus, yo oigo voces en mi cabeza que me dicen muchas cosas. Unas son buenas y otras malas. No siempre hago caso de las cosas buenas, como no siempre hago caso de las malas. Soy equilibrado en eso, en mi desequilibrio. Por cierto, me encanta la imagen que has elegido para tu perfil. Hablando de voces que te empujan a hacer el mal...

peritoni, yo no quise decirle nada para que sacara sus propias conclusiones, pero está claro que no le gustó mucho, y si tenemos en cuenta que es español y un poco desequilibrado, como yo... Creo que es algo evidente, no?

ay, coxis, cómo eres pa tus cosas. Yo recuerdo en casa de un amigo quemando libros (muy Farenheit 451, por cierto) en el salón, con alcohol de quemar. Joder, qué sensación de quemar también adrenalina a chorros! Podíamos haber provocado una desgracia, pero en ese momento sólo pensábamos en lo agradable que es a veces sentirse en peligro. Los libros eran de texto, por cierto, de matemáticas, naturales y tal... Comprensible, no?

hm dijo...

A mi también me apasiona el fuego... recuerdo que estando en Málaga, vi una nube de humo enorme desde mi ventana y me fui para allá a ver que era. Era una nave industrial abandonada que empezó a arder cerca de la playa y me tiré horas allí viendo como ardía... como estaría de abstraído que ni me dediqué a mirar a los bomberos.

Anónimo dijo...

Tú imagínate al fulano que descubrió el fuego allá por el paleolítico!! Cómo se habría quedado después de ver tal cosa? Desde entonces es tal la fascinación de la Humanidad por este elemento que no hay ceremonia que se precie sin su presencia, ya sea a modo de velas, hoguera o fuegos artificiales, o hacer antorchas en los cuernos de los toros y eso....
Muy acertado lo de poner un tango de fondo a unas imágenes tan trágicas. Ambos son dramas, el tango a su modo aporta cierta ligereza a las imágenes. Vamos! que me gustó más así que con una reportera relatando el suceso. Brillante, querido amigo, muy brillante!

Tomás Ortiz dijo...

hm, pues ya tenía que ser interesante para que no echaras ni siquiera un vistazo al Cuerpo...

hm, imagino que quien inventó el fuego debió ser el ocioso del grupo, el vago, el que no hacía nada. Las cosas más útiles se crean desde la ociosidad. Y es cierto, el drama de un tango cuaja muy bien con el drama de un incendio. O con cualquier otro drama.

Anónimo dijo...

creeme, no habia nada del otro mundo
ahora mejor xd

Hisae dijo...

Que interesante y peligroso post...
Eso me recuerda, que parece que este año se escucha que hay menos incendios en el país...
Bueno, me callo por si me escuchan los obsesionados al fuego...

Otto Más dijo...

Mira que eres incendiario ;) Pero es impresionante ver cómo actua el fuego cuando es grande, si... Y pensar en todo lo que se habrá quemado en la historia... Todo lo que nos hemos perdido! Y el balneario, con lo que era, que lo ponían en cada peli de los años 20 inglesa... Qué lástima.

Otto Más dijo...

(Y, por cierto, lo de Nerón es una invención protocristiana de lo más falaz...)

S dijo...

Fíjate que cuando yo era una jovencita de 17 años, pasé un mes estudiando inglés en Bath, que no anda muy lejos de Bristol, y un día nos llevaron de excursión allí. Y esa foto de la postal es una imagen que tengo en la mente desde entonces, y ahora nada de eso existe. Como bien dice Nelly Furtado: "Flames to dust, lovers to friends, why do all good things come to an end??"
Besos

... dijo...

Pues si, que ganas de quemar cosas...

Thiago dijo...

olasss

Hoy ya puedo entrar en tu blog. Ahora ya sé que ayer lo que me lo impedía era el perímetro de seguridad impuesto ante tanto calor irradiado..

Vi las noticias y me llamó la atención el hecho de que hubiera un embarcadero todo de madera... Me fascina que en Inglaterra conseren esos balnearios. Aquí ya hace tiempo que lo hubieran hecho todo de cemento bien recebadito...

En cuanto al fuego es verdad que ejerce una atracciòn peligrosa, algo así como los toros en el colectivo español. El fuego tiene una belleza innegable aún en su destructora misión, como lo que dices de Canetti, aunque no leí el libro y, en cualquier caso, no me lo fastidiaste pq ahora lo pienso leer. Yo hace poco estaba angustiado pq en una vida no me iba a dar tiempo a leer todos los libros del mundo... Ahora ya sé lo que tengo que hacer con los que no lea ¡quemarlos!

Efectivamente la música "pega" genial con las fotos del incendio, con ese toque decadente tb., lo que pega menos ese ese horroroso coche de la policía ¡qué lo quiten y vuelvan a incediar todo! que un espectáculo es un espectáculo, jajaa

Eso si, dile a tu amorciño que no se señala con el tenedor mientras se està comiendo, jajajaja.

Bezos