jueves, 30 de octubre de 2008

Egoísmo

JUMBO
(747)
María-Marie: ¿es raro o es perfectamente lógico que, vistos desde arriba, los aviones -esa máquina que los hombres utilizan para ascender a los cielos- tengan la forma de una cruz?


Creo que Mantra, la mejor novela de Rodrigo Fresán, está sobrevalorada. Es buenísima si se la compara con sus otras novelas, pero no es sobresaliente, ni siquiera es sorprendente. Lo que hace él ya lo inventaron otros, que lo hicieron mejor. Se trata de describir una ciudad, el DF en este caso, a través de pinceladas de narrativa, a veces contando una historia, otras simplemente meditando sobre la realidad.

Sin embargo, tiene párrafos muy acertados, sobresalientes, en un conjunto más bien regular. El titulado JUMBO (747) me parece de los más interesantes, porque en una sola frase (en la que hay una incorrección de sintaxis por falta de concordancia, todo sea dicho de paso) consigue expresar una idea que podría haber desarrollado en 20 páginas. Pero lo deja ahí, para que el lector piense. Y eso me parece magnífico, es uno de esos recursos que a uno le gustaría saber utilizar de una manera tan limpia y efectiva.

Me ha recordado incluso las Gregerías de Ramón Gómez de la Serna, esas sentencias breves y divertidas que encierran una crítica social que pocos supieron ver en su momento.

En cualquier caso, lo difícil es que esas frases lapidarias, nunca mejor dicho, tengan una correlación con el resto del texto, que no suenen como algo escrito hace mucho tiempo y que el autor no puede evitar insertar en la novela, pareciendo un botón rojo entre cientos de otros negros. Rodrigo Fresán no lo consigue. Ramón Gómez de la Serna las escribía sueltas, como piedras preciosas que nunca encuentran la pieza global en la que engastarse.

Y eso me hace sentir bien, aunque sea un poco egoísta por mi parte.

domingo, 19 de octubre de 2008

Con dos pelotas

Dice mi profesor de Diseño Web y Multimedia que Flash, ese programa magnífico con el que pueden construirse películas completas al estilo de South Park, no tiene secretos, y que cuando uno aprende a mover una pelota alrededor de otra y el resultado es más o menos atractivo, ya puede hacer cualquier cosa que se proponga, sólo necesita tiempo.

Bien, ahí está mi pelota. Ahora me hace falta tiempo...



Nota: Esto no es lo último que he aprendido, lo último es un barco al que disparas y se hunde, o también una jugada de billar de bolas chocando y eso... En fin, tonterías variadas que uno no sabe si utilizará nunca jamás...