miércoles, 11 de octubre de 2006

El suplicio

Me pasé toda la adolescencia suplicando a mi padre que me dejara afeitarme. Ahora suplico al Padre que me deje de salir pelo en la cara. Mi padre, el de verdad, decía que cuanto más tarde empezara a afeitarme, más tarde empezaría a sufrir. Él no era consciente de que a mí me daba igual sufrir, yo lo que quería era ser un hombre de verdad. Pues nada. Era el hazmerreír de todos, tenía esa antiestética pelusilla de los jóvenes tan similar a las patillas de Isabel Pantoja.

Curiosamente, ahora el actor Óscar Jaenada, el de "Camarón", va con ese mismo look, una pelusilla desagradable encima del labio, y es un sex symbol y tal. Yo a veces me quiero morir: ahora que ya no tengo pelusilla sino unos pelos como escarpias, se lleva la pelusilla. ¿Por qué no se llevaría hace quince años? Me hubiera ahorrado muchos sofocones y, sobre todo, muchas discusiones con mi padre, el de verdad.

Un buen día, solo en casa, como Macauly Culkin pero con bigote, me jugué el todo por el todo y me afeité sin permiso de nadie. Cuando terminé me arrepentí, quise pegarme otra vez el mostacho, cual Groucho Marx redivivo, pero ya era demasiado tarde. Con esa estupidez propia de los adolescentes, incluso tuve esperanzas de que mi padre no se diera cuenta: total, si prácticamente no me mira... Pero no. Se dio cuenta. Y su mirada me dolió más que el castigo: "Muy bien, no te afeitarás hasta que yo te diga", como un mandamiento del Padre, del Otro. Pero como todos los mandamientos del padre, el de verdad, éste también se pronunció para incumplirse, y a los dos meses, convertido mi mostacho en el de Cantinflas, el padre recapacitó y me convirtió en un hombre.

Ahora me cuesta afeitarme un triunfo, un dolor, una pasión. Me paso los días con una pereza rayana en la obsesión. Lo voy postergando, como las tareas insidiosas, y al final acabo por hacerlo deprisa y corriendo, cuando no tengo más remedio, cuando tengo una cita (con el de siempre, con mi ángel) o cuando tengo otro compromiso.

Afeitarse es un suplicio. Mi padre tenía razón. En general, mi padre siempre tiene razón, lo que pasa es que cuesta darse cuenta. Cuesta un esfuerzo y, sobre todo, un tiempo. Ahora, años después de verle y escucharle diariamente, me doy cuenta de que, en general, mi padre tenía razón. Lástima que sea demasiado tarde para hacerle caso. Sobre todo en el afeitado.

9 comentarios:

Unknown dijo...

En casa hemos sido siempre de barbas. Mi padre y mi tio sabiendo que tienen una cara que es un pan de tortas, se dejan la barba, y también un poco por chinchar a mi abuela (que le gusta la cara de pan de tortas de mi abuelo, que es idéntica a la de sus antemencionados hijos).

Total, que yo me parezco un montón a mi padre, a mi tio y a mi abuelo. La ventaja es que tengo los labios de mi abuelo, o quizá de su madre, mi bisabuela Aurora, con lo que afeitado mi cara no queda tan de pan de torta ... cuando no peso un quintal y medio, como es el caso ahora.

La barba es cómoda. La mía, cuando se le vence el repelús que le tienen las mujeres, es esponjosa y suave. Y para según que, hasta es una ventaja añadida. Y si sabes manejarla hasta te perfila el rostro

Eso si, cuando te ponen a entrenar con juveniles en el equipo de rugby, como fue mi caso el otro día, pareces el abuelo de Heidi. Y eso si que es un horror

Anónimo dijo...

Recuerdo cierta perilla de antaño; de antes del buen uso de la cuchilla...

Anónimo dijo...

Vaya, y pensar que ahora a algunos les da incluso por afeitarse el pecho, las piernas,... y eliminar todo pelo que aparezca por el cuerpo. Ejem. Adri.

Anónimo dijo...

pues a mi las barbas me pican cuando doy besos....

Mara Jade dijo...

Jajajajaja cómo me he divertido con lo de las patillas de la MariPanto!!

Sra. Amparo dijo...

Gracias por leerme,lo primero!
Lo de la barba y lo de los adolescentes y el primer afeitado es siempre igual. Todos quieren afeitarse y los padres les dicen que no. Hazte a la idea que los hombres os tenéis que afeitar lo mismo que nosotras nos depilamos o sufrimos todos los meses el periodo. Vale, que tienes mucha barba y te tienes que afeitar diariamente o cada dos dias, un coñazo, pero una barba recien afeitada, que huele a after safe, uhmm!! eso se agradece. Dejate una barbita bien arreglada, si te queda bienm, o si no, lo siento pero la vida es ASÍN.

Pilar M Clares dijo...

¡Ay...los pelos...me los pone de punta!

Marujita Robinson dijo...

Barbas, no, por favorrr, son lo más turning off y antierótico del mundo. Además, casi todos los "barbas" que he conocido la tenían pequeña, no me preguntes por qué...

Anónimo dijo...

Yo no me afeito desde hace muuuuucho tiempo, porque la dermatitis no me ayuda en absoluto cuando pasa la cuchilla por mi delicada piel. Y me veo más atractivo así, por lo que sólo me rasuro un poco con la rapadora cada semana, para ir presentable al trabajo, y ale, tirando millas. A mi de pequeño me afeitaba mi abuelo con su maquina eléctrica, y me gustaba mucho la sensación en la piel de la electricidad. Cuchillas malas!!
Algún dia seré el precursor de la barbita recortada.